jueves, 19 de julio de 2007

T e s t i g o d e m i T e s t i m o n i o


Mi testimonio necesita reunir ciertas calidades. De otro modo ¿cuál es su objetivo? Es preciso que el testimonio, que es el producto de la sustancia interior de la vida, contenga una carga de bondad, de verdad, de belleza para que perdure.
Esas han sido talvez las notas salientes de los testimonios de los hombres célebres que cruzan las crónicas de la humanidad, testimonios leales, fieles, veraces, auténticos, como el testimonio de pedro que ante la pregunta del Maestro, responde: “Tu eres el hijo de dios” testimonio como los de Galileo Galilei, enfrentado al máximo castigo de Santo Oficio, testimonio como el de Sócrates, condenado a beber cicuta por no creer en los dioses de Atenas; testimonios que son leales, que se vierten al precio que sea necesario para que ellos se den y trasciendan.
Quiero ser testigo, testigo sobre todo de mi vida a la cual aprendí a amar frente a una visión infantil inmolada; y después recordarla y vivirla nuevamente en los momentos gloriosos de ella, de mi ser.
Quiero ser testigo de una historia conocida, iracunda, llena de avatares de esta vida mía.
Quiero ser testigo de sus alegrías, de sus momentos de exultante alegría; quiero ser testigo veraz a través de mis recuerdos, de mis vivencias, usando como instrumento testifical mi propia visión de las cosas, mis emociones, mis rebeldías, mis fugas, quizás mis errores, en todo caso, mis esperanzas e ilusiones, el amor de los míos, el amor de los demás y con los ojos bañados de lagrimas en tantas ocasiones, aquí dentro de mi, dentro de mi propio ámbito y afuera en otras realidades.
Tengo que ser testigo leal, no quiero ser uno que amañe la realidad o la versión de ella para satisfacer sus pasiones o entronizar sus pensamientos preconcebidos de orden moral. No quiero se testigo de prejuicios. Quiero ser testigo de la realidad, estrecharme, acercarme a ella, confundirme con ella para ser, a pesar de mis limitaciones personales, verdadera, genuina y sincera. Para que me crean.

jueves, 12 de julio de 2007

Jorge Teillier Poeta





Y quien estará en cien años mas en lugar que ahora llamo yo casa cuando ya no sea mas que el silencio.



Fragmento jorge teillier Poeta.





Cuando llegue a aquel lugar, me relataron una decena de historias tras este legendario personaje ligüense, como en el famosos restorante de su madre en donde este personaje asistía reiteradas veces (hablo de un amigo) el utilizaba como papel puro de inspiración divina las servilletas serviciales en medio de una chifladura la cual era desatada por unas copas de vino, de ese que solo en los célebres bares añejos se encuentra. Yo no lo viví, pero el si.Como este hombre se dirigía casi diariamente con sus saludos cordiales a toda la comunidad que se cruzaba ante el (con una mezcla de timidez y enigma) a disfrutar de un gran plato de comida casera o simplemente a compartir con los amigos, aquellos que ahora ven aquellos años de bohemia, con un resplandor mismo o como el directamente dijo alguna vez; como los verdaderos años mozos.Un par de veces, de esas veces locas y dispuestas a pensar extremamente, he considerado en lo genial que puede ser un individuo, lo eminente que puede llegar a ser el pensamiento mismo libre, inmortalizar tu espíritu a través de actos simples que son transformados en legendarios rituales. La poesía de Teillier se encarna en la polaridad entre la felicidad del tiempo del origen recordado y el dolor de su desintegración.Un individuo encerrado en un cuenca llamada La Ligua en medio de los dulces y de los tejidos, entre copas y versos sueltos que dejaron a este poeta/escritor un mencionado apellido entre los grandes de Chile, entre los grandes de la prosa y de la vida propia.Pensemos que los años dejaron a este hombre atrás, no! No es así; la vida le jugo una pasada de esas que no se puede decir mala, simplemente un destino clasificado en la bohemia y las letras, encerrado pero siempre entregando toda su expresión (me causo conmoción saber que las servilletas después eran brutalmente desechadas, con palabras genuinas y “volas” de alcohol y sentimiento)Un intelectual marcado por los seviches y las cañas ("soy hombre de bar", dijo alguna vez) en la orilla de la antipoesia e ilustrando a Neruda, vino inyectado de una vida extraordinaria y con una muestra escrita cada día con sus propias letras. Hay ciclos en que se encara las metas de la vida, los diferentes ángulos que son clasificados como errantes, la vida como un bien común o la vida como simplemente es la vida, el poeta a través de sus prosas de versos viejos y escritos en su casa se sacrifico con la vida, vida, vida; un sur que sin duda fue la escritura vaga al borde de ser vagabunda, pero con un escepticismo misterioso e iracundo, contando historias de bares clandestinos y vidas ambulantes, espíritu solitario, distante y el bajo perfil que cultivaba Teillier.Existen diferentes formas de encontrarse con el, si estas en medio de una muestra fortuita de bohemia y buscas palabras significantes que van mas allá de lo que puedas escribir, si buscas algún ejemplo de proeza en la vida o simplemente si lo buscas por su nombre lo que encontraras será una amplia gama de denominaciones y escrituras, formatos diferentes, sean gráficos, textuales y humanos, ante todo tipo de sacrificio por la búsqueda de este personaje no caerás en la desgracia del arrepentimiento, es una forma de estar buscando la fe, pero por casualidad te encuentras con Jorge Teillier Poeta.
Fotografía. Teillier y su tumba.